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Los viajes a la selva son una oportunidad única para conocer un ecosistema increíble, completamente diferente a cualquier otro lugar del mundo. Un espacio donde la naturaleza crece libremente y la biodiversidad se multiplica a niveles nunca vistos.
Alojarse en hoteles en la selva permite sentirse como un verdadero explorador. No en vano, es en la selva (concretamente en el Amazonas) donde aún viven poblaciones no contactadas, que siguen ajenas a la civilización y que mantienen.
Otras comunidades indígenas, que si podremos visitar, han sabido adaptarse a los tiempos, pero manteniendo sus costumbres ancestrales y, en muchas ocasiones, con sus propios sistemas de organización y leyes.
Así, viajar a la selva no solo se trata de ver animales y plantas en un entorno único, también de aprender sobre estas culturas que se han mantenido inalterables durante siglos y que, finalmente, comienzan a adoptar tecnología y enseñarnos su forma de vida única.
También es una lección sobre la conservación del medio ambiente y la posibilidad de hacer viajes sostenibles. Estos ecodestinos permiten una nueva forma de hacer turismo sostenible, en el que cuidar es tan importante como disfrutar, descubriendo que un nuevo modelo es posible.
En este artículo, hemos seleccionado nuestros 7 viajes a la selva favoritos. Coge papel y boli y apunta.
Manaos (Brasil)
El viaje a la selva por excelencia es el que lleva a Manaos, la capital de la Amazonía brasileña. Desde esta ciudad podremos visitar el Museo de la Amazonía (MUSA), ya en plena selva con diferentes senderos, o coger un crucero o un pequeño barco para hacer excursiones dentro de la misma.
La propia ciudad es bastante interesante, conservando un patrimonio de primera del siglo XIX, cuando fue la ciudad más rica de Brasil. Así, antes de adentrarnos en la selva, podemos ver sus monumentales edificios, el Teatro Amazonas o la Praça San Sebastiao. Tampoco nos podemos olvidar de su mercado, para ver todos estos productos, frutas y pescados que ofrece la selva a sus habitantes.
Desde el puerto podemos tomar un gran crucero o simplemente un pequeño barquito para ir a zonas como el Encuentro de las Aguas, donde se unen el río Negro y el río Solimoes, cada uno con un color diferente.
Navegando también podemos ver delfines, especialmente en el río Negro. Si nos adentramos en la selva, nos espera un mundo apasionante con algunos senderos habilitados para descubrir monos, serpientes e incluso panteras o jaguares.
Parque Nacional Daintrée (Australia)
El Parque Nacional Daintrée es una opción excelente si buscamos selva en viajes a Oceanía. Al norte de Australia, cerca de la Gran Barrera de Coral, es un imprescindible cuando se visitan las antípodas.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está dentro de las listas de lo que ver en Australia gracias a su bosque húmedo, que se conserva tal cuál era hace cien millones de años. Esto lo convierte en la selva más antigua del planeta.
Esta selva destaca por contar con algunos de los animales más peligrosos del mundo, desde cocodrilos a aves causarios, pasando por serpientes venenosas y otras especies. Afortunadamente, todo está preparado para que la visita y el alojamiento sea seguro.
Estamos ante una zona que ha apostado mucho por los programas de viajes sostenibles, con tours y alojamientos respetuosos con el medio. Además, también hay opciones de conocer mejor a la población aborigen local, desde sus costumbres a su interacción con un medio lleno de vida, pero que también puede ser fácilmente mortal.
De hecho, aunque hay playas absolutamente paradisíacas en este parque nacional, el baño está completamente prohibido. Obviamente por una cuestión de seguridad. Afortunadamente, si vamos a alguna isla a ver la Gran Barrera de Coral, fácilmente accesible desde Cairms, podremos bañarnos y hacer buceo y esnórquel sin ningún problema.
Cataratas del Iguazú (Argentina)
Cuando la gente viaja a las Cataratas del Iguazú probablemente solo está pensando en las cataratas y no en la selva que las circunscribe. Sin embargo, esto es un error porque este trozo de selva argentina es tan interesante como las propias cataratas.
Esta zona destaca también por ser una zona muy turística. Esto hace que cuente con un aeropuerto de primera, todo tipo de alojamientos y muy buena infraestructura para llegar. Si buscamos, por ejemplo, algo de selva para hacer con niños, esta sería la opción más cómoda.
Aquí además tenemos la opción de tomar el tren ecológico de la selva, con vagones abiertos al aire libre, para disfrutar del paisaje. Después, se pueden hacer diferentes senderos de distintos niveles de dificultad, dependiendo de lo que estemos buscando ese día.
Entre coatíes, tucanes, urracas, vencejos de cascada, tortugas, agutíes, jotes, lagartos, biguás y benteveos se va llegando hasta la Garganta del Diablo, uno de los lugares imprescindibles que ver en Iguazú.
Si tenemos tiempo, también podemos aprovechar para cruzar la frontera hasta Brasil y ver la parte de selva del otro país. Hay también otros senderos que realizar y menos visitantes, aunque las mejores vistas están en Argentina.
Tanjung Puting (Indonesia)
Las selvas de Borneo son un lugar muchísimo menos accesible pero no por ello menos interesantes. Una visita bastante apasionante dentro de un recorrido completo por Indonesia, tiene un protagonista absoluto: el orangután.
Para ver a este gran primate en libertad no queda más remedio que hacer viajes a la selva. En este caso, al ser una selva bastante inaccesible, en una embarcación tradicional llamada klotok. De esta forma podemos recorrer el Parque Nacional Tanjung Puting, el que tiene una mayor población de orangutanes.
El Klotok hace paradas para que podamos hacer recorridos con la selva y ver a los orangutanes con suerte. Además, es imprescindible la visita a Camp Leaky, un campamento de conservación donde se ayuda a estas poblaciones. Fundada en 1971 es uno de los centros de investigación de orangutanes más importantes del mundo y, visitándolos, podemos ayudarles a financiarse y continuar su labor.
Reserva Biológica de Monteverde (Costa Rica)
Siguiendo con los viajes a la selva, no nos podríamos olvidar del lugar terrestre con mayor biodiversidad del mundo. Este lugar está en Costa Rica y no es otro que la Reserva Biológica de Monteverde. Esta reserva de selva tropical nubosa cuenta con 10.500 hectáreas y varios senderos para recorrerla y conocerla.
En total, cuenta con 2000 especies de plantas y árboles, 100 especies de mamíferos, más de 400 especies de pájaros y alrededor de 1200 especies de anfibios y reptiles. De entre todos ellos, destacan más de 200 tipos de orquídeas y 300 de helechos, pumas, tapires, monos, jaguares y colibríes.
Hay también jardines de mariposas, en las que podemos ver decenas de especies diferentes. Ir a pasear a la selva nubosa de Monteverde es descubrir cómo debía ser el Jardín del Edén, aquel lugar en el que vivían en armonía todas las especies animales.
Además, la reserva está muy cerca del Volcán Arenal y del Parque Nacional Manuel Antonio, donde podemos ir tras la visita si queremos unos días de playa junto a la selva.
Parque Nacional de Chitwan (Nepal)
Es raro pensar en viajes a la selva y que Nepal se nos venga a la mente. Lo más habitual es que pensemos en altas montañas, el Everest y el Himalaya. Sin embargo, a los pies de las montañas, en algunos de sus valles hay una de las selvas más hermosas de Asia: el Parque Nacional de Chitwan.
Elefantes, rinocerontes, tigres, leopardos, cocodrilos, monos o ciervos viven en el parque, aunque no siempre es fácil verlo. Para ello, hay que ir a las zonas donde hay menos vegetación y se hace un safari de la manera tradicional, en un 4×4, o a lomos de un elefante, donde dicen que hay una mayor visibilidad.
De todas formas, más allá de los animales este parque nacional destaca por sus paisajes. Son realmente increíbles y mezclan selva con sabana, por lo que vemos dos ecosistemas muy distintos en un único lugar.
Su ubicación, entre Phokara y Katmandú, lo hace también perfecto, al estar ubicado entre los principales atractivos que ver en Nepal.
Iquitos (Perú)
Para acabar con esta selección de viajes a la selva, volvemos al lugar donde comenzamos la Amazonía sudamericana. Sin embargo, en esta ocasión dejamos Brasil para acercarnos a Perú, concretamente a la ciudad de Iquitos.
En la ciudad no nos podemos olvidar de visitar el Museo de las Culturas Indígenas Amazónicas, antes de tomar un barco para visitar a estas poblaciones y descubrir el Amazonas más a fondo.
No se puede llegar por carretera a la ciudad, así que las visitas que hagamos la haremos por mar, ya sea a través de cruceros increíbles o en pequeñas lanchas que te desembarcan en la selva por senderos habilitados.
De cualquier forma, es otra manera de conocer la Amazonía a fondo, en un país de habla hispana y que se puede compaginar con otras partes del mismo o incluso con una visita a la Isla de Pascua vía Lima.
Esperamos que estas ideas de viajes a la selva te hayan gustado. No olvides que podemos prepararte un viaje completamente a tu medida, ya sea a estos u otros destinos. Consulta con nosotros sin compromiso.