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Las capitales del vino son aquellas ciudades en el que el vino se ha convertido en protagonista de su industria y también de su turismo. Lugares que no se entienden sin hacer una cata en alguna de sus bodegas centenarias.
Estos lugares se encuentran a lo largo de todo el globo, siendo perfectos si buscamos algunos de los mejores viajes del mundo. Con experiencias de viaje de lujo exclusivas, podremos ver el proceso de creación de la bebida desde sus viñedos hasta la fase de embotellamiento.
Por supuesto, muchas de estas bodegas acompañan la visita de almuerzos, cenas u otras experiencias gastronómicas, maridando los caldos con platos locales para conocer más sobre su consumo.
Tanto en un viaje privado por agencias de viajes de lujo como en viajes organizados en grupos reducidos, tanto en España como en el extranjero, hay varias de estas capitales del vino que ofrecen múltiples opciones para hacer turismo enológico de primera.
He seleccionado 10 de las más interesantes, incluyendo tres en nuestro país. No son las únicas, Italia, Grecia, Croacia o incluso California, cuentan con sus propias capitales del vino. Así que si quieres conocer las de otros países, solo tienes que preguntarnos.
1. Jerez de la Frontera (España)
Jerez de la Frontera (Cádiz) es junto a Oporto, en Portugal, la capital mundial de los vinos espirituosos. Estos vinos se caracterizan por pasar por un proceso de destilado, además de la fermentación habitual.
Entre las bodegas más famosas de Jerez que podemos visitar están las Bodegas Lustau, las Bodegas Tío Pepe, las Bodegas Maestro Sierra, las Bodegas Álvaro Domecq o las Díez Mérito, proveedores de la Casa Real desde la época de Alfonso XII.
Estas y el resto de bodegas de la ciudad ofrecen diferentes experiencias de cata. Para combinar la visita nada como ver el espectáculo de Cómo bailan los caballos de la Real Escuela de Arte Ecuestre. O un espectáculo de flamenco, ambas experiencias se pueden comprar de hecho en conjunto con la visita a la bodega.
Si lo que buscamos es un poco de patrimonio, también podemos encontrarlo aquí. Su casco histórico está lleno de casas palacios y su Catedral y el Alcázar merecen mucho la pena. Igualmente, a un paso está la trimilenaria Cádiz y algunas de las mejores playas de Europa. ¿Qué más podemos pedir?
2. Mendoza (Argentina)
Mendoza es la cuarta ciudad más grande de Argentina y además produce más del 60% del vino del país. Estamos ante una de las capitales del vino indiscutibles del hemisferio sur.
Entre las mejores bodegas de Mendoza hay que señalar Andeluna, junto a los Andes, la Bodega Zuccardi, declarada en 2019 el mejor viñedo del mundo y de corte contemporáneo, o la Bodega Lagarde, de finales del siglo XIX.
Una característica de las bodegas de Mendoza es que no se encuentran en la propia ciudad. A diferencia de Jerez u Oporto, aquí hay que ir al campo para encontrar las bodegas. Afortunadamente, al estar situada en uno de los parajes más bellos de Argentina, la excursión merece mucho la pena.
Situada al pie de los Andes, lo que explica la calidad de los vinos, es también un punto de partida habitual para hacer turismo de montaña o incluso tratar de subir el Aconcagua. Con mucho más turismo nacional que internacional, es también una buena oportunidad para conocer una argentina más auténtica.
3. Canberra (Australia)
Canberra, pese a ser la capital del país, no suele estar incluido en los recorridos sobre qué ver en Australia. Sídney, Melbourne o incluso Brisbane son mucho más turísticas y visitadas. Es curioso porque, por ejemplo, para Lonely Planet, Canberra es la capital culinaria del país.
Las bodegas también se encuentran en las afueras y no dentro de la ciudad, con más de 30 bodegas de primera calidad y más de un centenar de viñedos para los que el clima de la zona es perfecto.
Entre las más famosas Helm Wines, fundada por vinicultores alemanes en el siglo XIX, aunque el edificio actual es de 1973, o Murrumbateman Winery, situada también muy cerca. Si buscamos vino ecológico lo tenemos en Yarrh Wines, donde utilizan prácticas “eco-conscientes” de conservación y producción.
Si preferimos no desplazarnos de Camberra, también tenemos una opción. Se trata de Canberra Wine House. Eso o probar cualquiera de sus vinos en sus restaurantes y no en sus bodegas.
Además, Camberra destaca por atractivos turísticos como la National Gallery con su importante muestra de arte aborigen, o incluso por su apuesta por la arquitectura en hoteles de primera como en el Hotel QT. Al ser una ciudad construida para ser capital, toda su arquitectura merece mucho la pena y sus miradores son increíbles. Además, tiene algunos de los mejores hoteles de Australia.
4. Logroño (España)
Entre las capitales del vino españolas no podía faltar Logroño. La capital de La Rioja es también la capital de la denominación de origen más vendida de España, con mucha diferencia.
En el mismo centro histórico tenemos las Bodegas Franco-Españolas, probablemente las más visitas de la ciudad y abiertas en 1890. Las Bodegas Viña Ijalba también están en el centro, pero además cuentan con un pequeño viñedo junto a la misma, por lo que ofrece una visita más completa.
Ya en las afueras pero en la misma ciudad, tampoco nos podemos olvidar de las Bodegas Campo Viejo, con un edificio muy moderno e interesante, abierto en 2001 diseñado por Ignacio Quemada, arquitecto discípulo de Rafael Moneo, y las más tradicionales Bodegas Rioja Vega, fundadas en 1882.
En Logroño tampoco podemos olvidarnos de tomar algunos pintxos en la Calle del Laurel, de la que dicen que es la mejor calle para tapear de toda España.
5. Burdeos (Francia)
Entre las capitales del vino tampoco podía faltar Burdeos, la gran capital del vino francés y de la región de Aquitania. En total, en Burdeos se producen 60 denominaciones de origen diferentes y alrededor de 800 millones de botellas en sus 113.000 hectáreas de viñedos.
Esto ha hecho que si bien en la capital no haya bodegas como tal, si haya diferentes lugares relacionados con el vino que son imprescindibles para los amantes del turismo enológico.
Uno de ellos es La Maison du Vin de Bordeaux. Aquí hay tanto un bar para probar sus 60 denominaciones de origen como cursos de fin de semana enológicos, catas, cursos de iniciación y la sede del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos en un precioso edificio del siglo XVIII.
También es muy interesante el Musee du Vin et du Negoce, donde nos presentan cómo era la vida de las grandes familias bodegueras de Burdeos y se puede hacer visita con cata. Por otro lago, en las afueras de la ciudad, se halla Planete Bordeaux, con tienda, bodega y museo, paraíso para los amantes del enoturismo.
Para visitar bodegas, los dos lugares en las cercanías de Burdeos más recomendados son las pequeñas localidades de Pessaq y Saint Emilion o bien coger un coche e ir visitando diferentes chateaux. La ruta del vino de Saint Emilion, de hecho, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Más allá del vino, la ciudad de Burdeos es una de las más monumentales y hermosas de toda Francia.
6. Valparaíso (Chile)
Entre Santiago y Valparaíso, pero perteneciente a esta última, se sitúa el valle de Casablanca. Esta zona es la que ha convertido a Valparaíso en una de las capitales del vino a nivel mundial.
Aquí el protagonista es el vino blanco en las variedades Chardonnay y Sauvignon Blanc. La brisa del Pacífico y su ubicación junto a los Andes le dan un sabor muy característico y diferente al resto de vinos del hemisferio sur.
En las bodegas se la zona no solo hay degustaciones de vino y restaurantes de primera, sino también son muy habituales los paseos en coche de caballos y los espectáculos, habiendo en muchas ocasiones posibilidad de pernoctar y no tener que ir hasta Valparaíso.
Algunas de estas bodegas son la Reserva Puro Caballo, Viña Morandé, Viña Santa Emiliana o la Viña Concha y Toro.
En nuestra visita a Valparaíso no podemos dejar de ver la Roca Oceánica, la Casa de Pablo Neruda, la Playa Reñaca o el Reloj de las Flores. El casco histórico de la ciudad es, además, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
7. Oporto (Portugal)
Oporto es un must en lo qué ver en Portugal y otro si buscamos turismo enológico. Otra de las capitales del vino de la Península Ibérica, también estamos ante una ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En realidad, las bodegas de Oporto no están en la ciudad sino al otro lado del río Duero, que aunque parezca la misma localidad, en realidad se trata de Vila Nova de Gaia. Para llegar, simplemente tenemos que cruzar el monumental Puente Don Luis I y estaremos en un paseo marítimo con una cantidad enorme de bodegas. Si lo preferimos, también podemos ir en teleférico. Y, si nos gustan las alturas, hay diferentes rutas en helicóptero.
Entre las bodegas más interesantes para hacer catas y experiencias gastronómicas hay que mencionar la Bodega Graham’s Port Lodge con su restaurante Vinum. También es muy conocida Churchill’s y Taylor’s Port, las tres de familias bodegueras inglesas que fueron las que iniciaron el negocio del vino de Porto en el siglo XIX.
Si buscamos familias locales que se unieran al negocio, tenemos que mencionar las Bodegas Ferreira y las bodegas de Porto Cálem.
8. Stellenbosch (Sudáfrica)
Si buscamos hoteles de lujo en Sudáfrica y la capital oficial del vino tenemos que ir a Ciudad del Cabo. Sin embargo, la ciudad que es realmente la capital del vino sudafricano es Stellenbosch, a unos 50 kilómetros de la anterior.
Junto con Paarl y Franschoek forman parte del triángulo del vino sudafricano. En esta zona, que además es parte de la popular Ruta Jardín de Sudáfrica, se produce la mayor parte de los vinos del país. Sus hoteles y bodegas ofrecen una oportunidad única en el enoturismo, que no está especialmente desarrollado en el resto de países de África.
Algunas de las bodegas que podemos visitar en el valle de Stellenbosch son Tokara Winer Estate, que además cuenta con un restaurante de primera y que nació en el año 1722, Lanzerac Wine Estate, que cuenta además con hotel y spa, o Dornier Wine Estate, entre otras muchas.
9. Blenheim (Nueva Zelanda)
En Nueva Zelanda, la región de Marlborough es el principal lugar donde se producen vinos. Situada en el norte de la isla sur, su capital Blenheim, es una de las capitales del vino que tenemos que conocer, con viñedos y bodegas en sus alrededores.
Esta zona destaca por sus vinos blancos, con uvas de la variedad Sauvignon Blanc. Con más de 40 bodegas en la zona, el secreto de su sabor está en los suelos pedregosos de drenaje libres glaciales, únicos en el mundo.
Entre las bodegas más interesantes para descubrir en Blenheim tenemos Blenheim Vinewards, Hunter’s, donde no te cobran la degustación, Brancott Estate Heritage Centre, con unas vistas espectaculares, o Saint Clair. Muchas de ellas tienen también opciones de gastronomía.
10. Aranda de Duero (España)
Aranda de Duero (Burgos) es la Capital Europea del Vino de 2020 a 2022. Este título, que suele durar solo un año, se ha triplicado debido a la pandemia, para que la ciudad pudiera homenajear al vino tal como se merece. Estamos ante una de las capitales de la segunda denominación de origen más vendida de España: Ribera de Duero.
Se trata también de una de las denominaciones más antiguas, con vinos que provienen del medievo. De hecho, las bodegas en Aranda tienen la particularidad de venir de esa época y ser subterráneas. La mayoría han combinado esa labor de bodegas de siglos con ser también bares o restaurantes.
Entre las más interesantes que podemos visitar se sitúa la Bodega Don Carlos, del siglo XIV, la Bodega El Lagar de Isilla, o la Bodega Mesón de la Villa.
Además, hay diferentes actividades que organiza Ribiértete, como visitas al Museo del Vino, visitas teatralizadas a las bodegas o Escape Rooms relacionados con el vino.
Si buscamos hoteles con bodega en España, muchos se sitúan en los alrededores de Aranda de Duero. Ya te hemos hablado de algunos ya que son para nosotros de los mejores hoteles de lujo en España como el Monasterio de Valbuena o la Abadía Retuerta.
Hoteles con restaurante con Estrella Michelin, viñedos, bodega y spa para una experiencia enológica de las que no se olviden.
Ya sabes que si quieres un viaje único podemos preparártelo a tu medida.